La cocina de Tal Vez está basada en el respeto por el producto de proximidad y de calidad, dándole valor y peso a la cocina tradicional, pero siempre buscando ir un paso más allá. La mezcla de los sabores locales y los productos de temporada hacen de nuestro restaurante un espacio donde pretendemos que cada plato cuente una historia, cada bocado despierte tus sentidos y que cada visita se convierta en una experiencia única. En Tal Vez nos comprometemos a proporcionar no solo una deliciosa comida, sino también un ambiente cálido y acogedor donde cada cliente se sienta simplemente, como a nosotros nos gustaría que nos tratasen.

Este proyecto tiene que tener algún nombre propio y esos son Alicia de Castro y Gonzalo Elena, una joven pareja apasionados de la gastronomía que quieren plasmar su concepto gastronómico en Hinojosa de Duero, al oeste de Salamanca en pleno Parque Natural de Las Arribes del Duero.

Se conocieron estudiando dirección de cocina en La Fonda Veracruz (Salamanca) y una vez acabada esa etapa, cada uno tomó su camino. Alicia siguió formándose en repostería y panadería, terminando con dirección de sala. Gonzalo, en cambio, se adentró de inmediato en el mundo laboral, buscando un aprendizaje con un enfoque más práctico, teniendo en su trayectoria a grandes maestros y referentes del sector como Rocío Parra (Restaurante «En La Parra», una estrella Michelín y un sol Repsol), Diego Fernández (amigo y apoyo moral dentro y fuera de las cocinas) y en su última etapa, remató su andadura junto a Ana Rosa Cuadrado (alma de la cocina del «Restaurante Rivas» con dos soles Repsol).

Después de esta intensa fase de formación y aprendizajes, deciden volver a Hinojosa y juntos intentarán convertir el «Restaurante Tal Vez» en un referente, con la ilusión de poder ofrecer a los habitantes de la zona y todo aquel que desee visitar esta tierra, una gastronomía basada en la tradición e inspirada en el entorno, ofreciendo productos de la zona y de temporada.

Proponemos el desarrollo de otro universo expresado con el lenguaje de otros materiales. Una propuesta sencilla, no sabemos si nos curará de la banalidad, o si de este local que estaba cansado, podremos hacer crecer flores. Desconocemos si nos hará mejores, si nos incomodará o nos dejará tranquilos, lo que si os podemos asegurar es que hemos trabajado en él como un cocinero japonés, buscando materiales próximos, rincones sencillos, sin añadir muchos ingredientes o complicadas elaboraciones, pero creyendo siempre en la magia que sale de los fogones. Hemos desnudado las paredes sacándoles matices sutiles y haciendo de nuestras limitaciones un espacio de sabor donde poder apreciar lo escondido. Otra vez el agua limpia, el pan y en el plato, mucho cariño, en el vaso vino y todo esto sobre una buena mesa, bien sentados y rodeados de paredes de cal transformada.